Gracias, vecino
Yo, en vez de tener un amigo invisible en Navidad, tengo un enemigo invisible todo el año: mi vecino del edificio de al lado. No sé quién es ni cómo es pero su sitio en mi lista negra se lo tiene ganado. Pared con pared con mi habitación. La suerte que tengo.
En días como hoy me entra la duda de si él y su mujer están discutiendo entre ellos o cada uno está discutiendo con otra persona por teléfono y de ahí que griten al mismo tiempo. Pero no, simplemente lo hacen porque deben de tener miedo al silencio o algo así. Yo de lo que tengo miedo es de dar una patada "de aviso" en la pared cuando estoy en la cama y dejarme el gotelé incrustado en la planta del pie. O peor, tirar el tabique y tener que verlos además de oírlos. No, nada de patadas.
Aunque a mis vecinos pared con pared con la sala les entiendo las conversaciones enteras, a los vecinos de mi habitación sólo les entiendo los insultos y juramentos varios (son muchos, si fuera una serie censurada sólo se oiría un beep muy largo de principio a fin), las referencias a otros miembros de la familia (la madre de él, el hermano de ella, si es que no pueden meter más clichés porque explota el universo) y al final de las discusiones siempre, insisto, SIEMPRE, ella acaba hablando de cómo deja él de sucia la ropa interior. Y no voy a entrar en detalles porque soy una señorita. Pero los detalles los dan.
A veces pienso que son actores* contratados por un ente superior y se ponen a discutir por varios motivos:
-Dije que me iba a echar una siesta de una hora y ya es de noche. Es la forma del karma de darme una patada en la cara. Mensaje recibido, no volverá a pasar.
-Es sábado por la mañana y sigo en la cama, pero una discusión de los vecinos y me levanto de un salto dispuesta a empezar un nuevo día muy lejos de ahí. Por ejemplo, en la sala.
-Empiezo a pensar sobre mi vida, sobre mi situación laboral, sobre las decisiones que tomé o no... y los oigo discutir y doy gracias de ser yo y estar dónde estoy. En mi casa, sin ese señor.
Pero hoy creo que la discusión con la que me acaban de homenajear tenía otro motivo... ¿casi dos meses sin actualizar el blog? Lo que consiguieron las vacaciones de verano y el calor asqueroso de Madrid, lo deshicieron los vecinos con una discusión de las más épicas que recuerdo. Y aquí estoy en pijama, en la sala, actualizando el blog. Gracias, vecino.
*Actores malos además, él tiene la voz de Mauricio el de Aída y ella la de Belén Esteban, son como las "matrimoniadas" que pondrían en el infierno.
En días como hoy me entra la duda de si él y su mujer están discutiendo entre ellos o cada uno está discutiendo con otra persona por teléfono y de ahí que griten al mismo tiempo. Pero no, simplemente lo hacen porque deben de tener miedo al silencio o algo así. Yo de lo que tengo miedo es de dar una patada "de aviso" en la pared cuando estoy en la cama y dejarme el gotelé incrustado en la planta del pie. O peor, tirar el tabique y tener que verlos además de oírlos. No, nada de patadas.
Aunque a mis vecinos pared con pared con la sala les entiendo las conversaciones enteras, a los vecinos de mi habitación sólo les entiendo los insultos y juramentos varios (son muchos, si fuera una serie censurada sólo se oiría un beep muy largo de principio a fin), las referencias a otros miembros de la familia (la madre de él, el hermano de ella, si es que no pueden meter más clichés porque explota el universo) y al final de las discusiones siempre, insisto, SIEMPRE, ella acaba hablando de cómo deja él de sucia la ropa interior. Y no voy a entrar en detalles porque soy una señorita. Pero los detalles los dan.
A veces pienso que son actores* contratados por un ente superior y se ponen a discutir por varios motivos:
-Dije que me iba a echar una siesta de una hora y ya es de noche. Es la forma del karma de darme una patada en la cara. Mensaje recibido, no volverá a pasar.
-Es sábado por la mañana y sigo en la cama, pero una discusión de los vecinos y me levanto de un salto dispuesta a empezar un nuevo día muy lejos de ahí. Por ejemplo, en la sala.
-Empiezo a pensar sobre mi vida, sobre mi situación laboral, sobre las decisiones que tomé o no... y los oigo discutir y doy gracias de ser yo y estar dónde estoy. En mi casa, sin ese señor.
Pero hoy creo que la discusión con la que me acaban de homenajear tenía otro motivo... ¿casi dos meses sin actualizar el blog? Lo que consiguieron las vacaciones de verano y el calor asqueroso de Madrid, lo deshicieron los vecinos con una discusión de las más épicas que recuerdo. Y aquí estoy en pijama, en la sala, actualizando el blog. Gracias, vecino.
*Actores malos además, él tiene la voz de Mauricio el de Aída y ella la de Belén Esteban, son como las "matrimoniadas" que pondrían en el infierno.