Maleducados y maleducadores en el supermercado

Hoy en el supermercado pasé al lado de un niño que le decía a su abuela "Las niñas son más miedicas, ¿a que sí?" a lo que la abuela respondía "Sí, los niños son más valientes", así que estuve a puntito de dar un pisotón fuerte en el suelo para ver cuánto tardaba en meterse debajo de las faldas de su abuela. Vale que el niño fuera un poco lerdo, pero ¿y la abuela? A lo mejor estaba senil y no recordaba haber sido una niña o a lo mejor era su abuelo travestido y no sabe si las niñas son miedicas o no porque nunca fue una niña.

La lección de la abuela es realmente maravillosa. ¿Por qué dialogar con un niño cuando puedes mentir/generalizar/darle la razón como a los locos? ¡Dialogar cansa! Y además, compensa por la cara de felicidad absoluta del niño mientras decía que las niñas eran más miedicas, porque lo que sacamos de aquí es que lo que realmente mola no es ser bueno en algo, ¡lo que mola es que alguien sea peor! Y tampoco hace falta que tú brilles por algo mientras lo haga el grupo al que perteneces, por muy amplio que sea. Por ejemplo, si en tu clase (ciudad/planeta/galaxia) hay muy buen nivel en mates puedes presumir de que tu clase (ciudad/planeta/galaxia) sea muy buena, aunque tú concretamente seas un cenutrio. ¡Gracias, señora abuela, por aportar otro cenutrio a la sociedad! ¡Nos estaban quedando escasos!

Ya en la cola esperando para pagar, la de atrás me hizo una pregunta que me sorprendió. Me sorprendió porque yo creía que no había pregunta más impertinente que un "¿Va a bajar?" en el bus o metro cuando estás ya tan espachurrada contra la puerta que no tienes claro si estás dentro o fuera. Pero estando yo a la altura de la cajera con mis cosas en la cinta y mientras pagaba la persona que estaba delante de mí, me pregunta "¿Ya te atendieron?". Le dije que no, que ya me atenderían cuando acabasen con el anterior, pero yo creo que vio en mis ojos que lo que yo quería era darle con el bote de habas en la cabeza porque se disculpó varias veces. Y como no me caía ya mal, mientras yo metía las cosas en la bolsa pude oír esta agradable conversación:

Señora impertinente: ¿Y eso qué es?
Cajera: No sé.
Señora impertinente: NO, EN SERIO. ¿QUÉ ES ESO QUE SUENA?
Cajera: No sé, una alarma.
Señora impertinente: NO, QUE ES UNA ALARMA ESO YA LO SÉ. ¿PERO DE QUÉ? ¿QUÉ ES?
Cajera: Pues no lo sé, alguien tiene una alarma y suena, no sé lo que es, sé que no es en esta caja, pero no sé lo que es.
Señora impertinente: Ah, bueno, que no es de aquí. Claro, no, ya veía yo que aquí no se encendía ninguna luz, y sonaba lejos, claro, aquí no es. ¡PERO ES QUE TIENE UN SONIDO TAN DESAGRADABLE!

Y me quedé con las ganas de decirle a la señora lo que realmente sonaba desagradable en esa caja.


Foto random de la hoguera de San Juan de este año porque no tengo fotos de supermercados.

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