La "música" de mi vecino

La música de los vecinos que dan con la sala no me gusta. En cuanto la ponen enchufo los auriculares. Pero yo entiendo que es música. Entiendo que ellos la ponen porque, por algún motivo, les apetece oírla.

La "música" del vecino que da con mi cuarto, no tengo muy claro lo que es. Si tuviera una máquina para clasificar música y metiera una muestra, la máquina me respondería: "Objeto no identificado. Inténtelo de nuevo". Y, si siguiera intentándolo, a lo máximo que aspiraría sería a esto: "Sonido ambiente de un atasco. No es música. Inténtelo de nuevo".

El arte nos hace pensar y cuestionarnos cosas y ver el mundo desde otro punto de vista, por eso estoy convencida de que la "música" que escucha mi vecino, aunque no sea música, tiene que ser algún tipo de representación artística. La escucho y se me llena la cabeza de preguntas: ¿Por qué? ¡Oh! ¿Por qué? ¿Qué lleva a alguien a compartir este horror con el prójimo? ¿No existe esperanza para la humanidad? ¿Quién graba estas cosas? ¿Es legal vender este veneno? ¿Escuchar esto me quitará años de vida?

Es absolutamente imposible que alguien ponga esta "música" por el placer de oírla. Es más, me dan ganas de dejarle una nota por debajo de la puerta a sus padres: "Si ven que su hijo escucha esta música con auriculares, llévenlo a un especialista porque lo siguiente es encontrarlo con la cabeza metida en el horno". Esta "música" tiene que escucharse en alto y sin auriculares porque fue concebida única y exclusivamente para molestar. Eso no me lo quita nadie.


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