Cosas que no dije #16

[Conversación telefónica en una oficina, Día 31 de julio, a unas horas de las vacaciones de verano.]

Cliente: Estoy en su calle pero no sé cómo llegar a su número*.
M: Dígame dónde está para ver si le puedo indicar cómo llegar.
Cliente: Estoy al lado de un parque.
M: No me doy cuenta, ¿podría darme más indicaciones de dónde está?
Cliente: Hay árboles.
M: En el parque, sí. Pero ¿podría decirme algo más?
Cliente: Creo que son cipreses.
M: Ya, pero otra cosa que no sea el parque, es que yo no sé dónde está ese parque.
Cliente: Hay columpios y...
M**: Como me empiece a describir a los niños del parque ya puede ir escogiendo un banco de su querido parque para pasar ahí la tarde, porque yo me rindo.


[Conversación antes de subir a un Arriva. Día 15 de agosto, ultimo día de las vacaciones de verano.]

M: Buenos días, ¿en Madrid qué paradas hace?
Conductor: Pues... muchas.
M: Ya, pero lo digo para meter la maleta.
Conductor (señalando el maletero más cercano): La maleta, ahí.
M: Pero depende de dónde me baje ¿no? ¿Qué paradas hay?
Conductor: [Pueblodealado], la próxima parada es [Pueblodealado].
M: Ya, la próxima sí. ¿Pero en Madrid? ¿Dónde me puedo bajar en Madrid?
Conductor: En Menéndez [sic] Álvaro.
M: ¿Sólo?
Conductor: Sí.
M**: Así que en Madrid hay muchas paradas pero son todas en "Menéndez" Álvaro. Creo que me sentiría más segura en el tren de la bruja que en este bus. Ahí el trayecto está más definido.

A pesar del principio desesperante y el final angustioso, las vacaciones estuvieron bastante bien. Y sí, el señor encontró la oficina sin tener que describirme el color de los columpios y la altura de los toboganes y el busero me llevó a Méndez Álvaro, que era, efectivamente, la única parada en Madrid. Si es que tengo que tener más fe en la gente.


*Esto podría parecer raro, pero la calle de mi oficina no tiene un orden muy lógico se expande en todos los sentidos, yo no sé qué les costaba ponerle un nombre diferente cada vez que gira 90º.

**Cosas que no dije.


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