Pre-vacaciones from hell [Parte II]
Pre-vacaciones from hell [Parte I]
El banco. Odio los bancos y los bancos me odian a mí. Cinco días antes de irme del país me di cuenta de que mi tarjeta no funcionaba en los cajeros, aunque, dentro de lo malo, por lo menos me di cuenta con los días justos para poder pedir una nueva. Y cuando digo justos me refiero a muy justos, me iba el viernes por la tarde a Barajas y me llamaron el viernes al mediodía para decirme que había llegado. El apurón que me llevé el viernes no lo sabe nadie.
Al llegar al banco me atendieron muy rápido, me dieron la tarjeta, me la activaron y yo pensé: "Bien, este es el momento en que las cosas dejan de salir mal por sistema". Pero entonces fui al cajero a comprobar si funcionaba y me encontré con lo último que quería ver: una devolución de Ryanair. Sí, el día que yo salía de viaje. Con Ryanair. Y digo yo, ¿no había días en el mundo para que me hicieran la devolución del no-viaje de la ceniza volcánica de 2010?
El banco. Odio los bancos y los bancos me odian a mí. Cinco días antes de irme del país me di cuenta de que mi tarjeta no funcionaba en los cajeros, aunque, dentro de lo malo, por lo menos me di cuenta con los días justos para poder pedir una nueva. Y cuando digo justos me refiero a muy justos, me iba el viernes por la tarde a Barajas y me llamaron el viernes al mediodía para decirme que había llegado. El apurón que me llevé el viernes no lo sabe nadie.
Al llegar al banco me atendieron muy rápido, me dieron la tarjeta, me la activaron y yo pensé: "Bien, este es el momento en que las cosas dejan de salir mal por sistema". Pero entonces fui al cajero a comprobar si funcionaba y me encontré con lo último que quería ver: una devolución de Ryanair. Sí, el día que yo salía de viaje. Con Ryanair. Y digo yo, ¿no había días en el mundo para que me hicieran la devolución del no-viaje de la ceniza volcánica de 2010?