Mañanas

A veces veo realidades alternativas. Por las mañanas, a mi yo alternativo le gusta coger impulso y tirarse rodando por la escalera del metro abajo, para llegar antes y para ahorrarse el esfuerzo de bajar. Sí, de bajar, las mañanas son duras. Así que veo cómo me adelanta rodando como un tronco de madera mientras yo me arrastro escalera abajo. Llega hasta abajo, se incorpora, se da la vuelta, me mira y se ríe. Mi yo de esta realidad no se tira porque sabe que se mata, que si no...

En cambio, otras mañanas voy trotando como si fuera de excursión al campo. Y es justo en ese momento, trotando escalera abajo, cuando me acuerdo de que trotar por la escalera mecánica recién levantada no es la mejor idea. No me doy cuenta antes, cuando aún tengo tiempo de decidir no trotar, ni después, cuando ya pasó el peligro de tragarme los dientes. No, tiene que ser justo a la mitad para que haga ese amago tonto de que me paro y la escalera ese amago tonto de que se mueve.

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