Los zapatos

Los zapatos flojos son cómodos porque no aprietan. Los zapatos flojos son incómodos porque vuelan. Después de diez minutos caminando con una especie de cojera para que el zapato más flojo (siempre hay un zapato más flojo) no saliera disparado, me di cuenta de que el proceso de metamorfosis se había completado: lo que había empezado como una persona joven yendo al trabajo con paso firme y decidido había degenerado en una criatura que podría pasar por Igor, el mayordomo del doctor Frankenstein. Y sólo eran las siete de la mañana...

No me gusta ir de compras, pero si hay una cosa que odio comprar son los zapatos. Nunca me quedan cómodos, nunca. Simplemente, toman la forma de zapato cómodo durante el tiempo necesario para que me decida a comprarlos. Así que hace un par de años decidí abrazar mi lado señora y comprar  zapatos Clarks, que son los que me quedan cómodos. Lo único malo, a parte del precio, es que deben de tener por norma inquebrantable no hacer más de un modelo bonito (o ponible siquiera) por temporada, así que cuando encuentras uno tienes que cuidarlo bien porque no sabes cuándo vas a ver el próximo. Es decir, hay que escoger entre caminar como Igor o llevar unos zapatos más feos que Igor.

Entradas populares